«Menos mal que lo perros fueron a por mí y no a por un niño»

Un adolescente de 16 años que fue atacado por una pareja de canes en el Casco Viejo asegura que se le echaron encima sin razón alguna

Eneko muestra algunas de las heridas que le causaron los mordiscos de los perros.
Eneko muestra algunas de las heridas que le causaron los mordiscos de los perros. Foto: Rafa Gutiérrez.

VITORIA. Jon Ander Otaduy

Lo que comenzó como una tarde tranquila y divertida con sus amigos para Eneko tuvo un desenlace algo más que desagradable a la hora de volver a casa por la noche. Tras abandonar un conocido local de ocio ubicado en la calle Portal del Rey, este joven de 16 años se despidió de su cuadrilla pasadas las 23.00 horas del jueves para desviarse por la calle Nueva Fuera en dirección a su domicilio. Sin embargo, al llegar al cruce con Abrevadero y sin previo aviso, dos perros que en ese momento se encontraban sueltos se abalanzaron sobre él y le provocaron diversas heridas por mordiscos en la pierna y en el antebrazo derechos.

«Yo iba andando solo y vinieron hacia mí sin hacerles nada», aseguró. Mientras era atacado, Eneko lanzó varios gritos a la persona que estaba al cuidado de los animales -un vecino del barrio al que reconoce de vista-, quien, a pesar de la gravedad de la situación, se acercaba lentamente. «Veía que los perros me estaban mordiendo y aun así bajaba despacio». Ante la parsimonia del hombre, el joven le exigió que se diera prisa bruscamente y utilizando alguna descalificación, a lo que éste respondió con un avance aún más pausado. «Se lo pedí de malas maneras pero es que estaba asustado y alterado», explica la víctima del ataque.

Al percatarse de lo que estaba sucediendo, varias personas acudieron en ayuda de Eneko, entre ellas un anciano que trató de disuadir a los perros valiéndose de su bastón. «Quiero dar las gracias a todos los que vinieron a echarme una mano porque gracias a ellos pude escapar y meterme en un bar que había al lado», afirma.
Una vez a salvo, el dueño de los canes los ató y el joven pudo salir de su refugio improvisado. Dadas las lesiones que presentaba -un mordisco en el antebrazo derecho y otros siete en la pierna del mismo lado de unos seis milímetros de profundidad- se dirigió al hospital Santiago para recibir los pertinentes cuidados médicos. «No hizo falta que me dieran puntos, me curaron con suero», recuerda.

Calles pobladas
Sin embargo, lo que más preocupa a Eneko no es lo que ocurrió, sino lo que pudo suceder. «Doy gracias a que los perros me atacaron a mí y no fueron a por un niño de unos tres años pasaba justo al lado», confiesa. Y es que al tratarse de un jueves, las calles se encontraban más pobladas de lo habitual debido al pintxo-pote que acogen muchas calles de la ciudad. La víctima asegura que los canes que le atacaron eran «un boxer y una mezcla de husky con boxer».

Como es lógico, la familia del joven denunció esa misma noche los hechos en dependencias policiales, por lo que la persona a cargo de los animales -quien, al parecer, ha tenido anteriores problemas por episodios similares- se enfrenta a algo más que una falta administrativa, por no respetar la normativa que obliga a pasear a los perros con correa.

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